La Piadina Riminese | El sabor que no pesa

Tras una pandemia mundial, la situación actual es, como todos sabemos, un poco atípica. Tan atípica como escuchar que hay una gran parte de la población que está volviendo a lo rural. ¿Pero no era al revés? ¿Del campo a la ciudad? ¿Pasarán de moda las ciudades? 

Después de todo, la definición más básica de civilización es “una sociedad formada por ciudades”. A finales de 2021, más de la mitad de la población mundial (56,2%) es urbana. Sin embargo, cuando la pandemia llegó en 2020, los residentes se dieron cuenta rápidamente de que las ciudades ofrecen un entorno especialmente acogedor para los patógenos.

En los países ricos más afectados de Norteamérica y Europa, los habitantes de los suburbios dejaron de desplazarse a las ciudades para trabajar. Los que podían permitírselo al menos pensaron en trasladarse a lugares con menos aglomeración y más espacios verdes. Los medios de comunicación estaban llenos de artículos sobre ciudades inquietantemente silenciosas, con el tránsito funcionando muy por debajo de su capacidad, restaurantes y teatros cerrados, y administradores municipales preocupados por la caída de los ingresos.

Podríamos pasar a las visiones de películas de catástrofes de animales salvajes y bandas callejeras que se apoderan de selvas de hormigón desiertas. Pero, en lugar de eso, vamos a ver la realidad: La expansión de la mayoría de las ciudades de más rápido crecimiento del mundo (pensemos en Lagos, Ciudad de México y Shanghái) está impulsada por constantes oleadas de personas que calculan que en una ciudad encontrarán más oportunidades que en su origen. 

A esta situación, hay que sumar el cambio en los métodos de trabajo y la tendencia hacia el teletrabajo y la conciliación de la vida laboral y personal. Esta tendencia ayuda a aquellos que ya tenían la idea de desplazarse a lo rural decidan hacerlo, ya que pueden compatibilizar perfectamente su trabajo, si este es posible y factible realizarlo de forma telemática. Además, algunos habitantes de las ciudades pueden sentir que las oportunidades ya no se corresponden con los costes y deciden marcharse, pero las ciudades con recursos están lejos de ceder en esta batalla. 

Muchas ciudades están buscando formas de mejorar su atractivo y recuperarse mejor, entre otras cosas, mediante la “recuperación verde”: más vegetación, menos tráfico de coches y contaminación, más viviendas asequibles y más opciones de micromovilidad. Muchas planean convertirse en ciudades de 15 minutos, donde todo lo que necesita un residente pueda llegar en un cuarto de hora a pie o en bicicleta. Un ejemplo es Seúl, que  aún queriendo ser más ambiciosa, planea una ciudad de 10 minutos. Los promotores pretenden transformar un antiguo emplazamiento industrial en un distrito transitable que incluya desde viviendas y oficinas hasta instalaciones deportivas, “zonas naturales” y granjas urbanas hidropónicas. Hay que también tener en cuenta una posible desventaja de este nuevo enfoque de la planificación urbana y es que, puede producir un posible aumento de la fragmentación basada en la clase socioeconómica y la raza/etnia.

En un mercado repleto de lugares para vivir y trabajar, habrá que ver cómo las ciudades se adaptan a este nuevo mundo y compiten por los habitantes y los recursos, pero no olvidemos que a pesar de este éxodo a lo natural, muchos pueblos siguen deshabitados y abandonados.

Si os interesa, os dejamos aquí el estudio de tendencias de 2022 creado por Marian Salzman, trendesetter y vicepresidenta sénior de Comunicaciones Globales en Philip Morris Internacional (PMI).

Y tú, ¿cambiarías la ciudad por lo rural? Si te apetece pasar una noche única, y disfrutar de una experiencia diferente en un entorno natural idílico te recordamos que hasta el 3 de mayo puedes participar en el sorteo de una noche para dos personas, con desayuno incluido en las Burbujas de Albarari

 

 

 

 

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